domingo, 12 de febrero de 2012

Y...¿Por qué no?


Cada vez que paso por este blog y leo, recuerdo perfectamente cada instante en el que escribí todas y cada una de mis entradas, escasas, breves, pero intensas y llenas de contenido y significado, al menos para mí.
Y a veces me entran ganas de escribir pero digo no, ¿para qué? Pero otras veces como ahora soy capaz de apretar ese botón de nueva entrada y comenzar a escribir, de todo y de nada, simplemente dejando que mis dedos plasmen en la pantalla aquello que pasa por mi mente.

Es curioso mirar atrás y ver como la vida cambia, como nada de lo que habías pensado o preparado para el futuro se ha cumplido y todo es completamente diferente, que tus supuestos amigos de antes ya no están y que los amigos que tienes ahora en tú vida habrías pensado que lo serían.
Esto que digo no es nada nuevo, ni algo que no se haya dicho ya en miles de ocasiones, pero por mucho que lo sepamos y por mucho que lo vivamos una y otra vez, siempre acabamos sorprendiéndonos.

Será que eso de que aprendemos de nuestros errores no es del todo cierto, si no, ya ves, sólo cometeríamos el mismo error una vez y creo que todos reincidimos.
Hay tantas frases contradictorias... Si aprendemos de nuestros errores, ¿dónde queda la frase "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra"?
Y es que la vida es eso, una serie de contradicciones que nos hace ir de aquí para allá y que, en el momento que pensamos que no hay rumbo fijo, nos da alguna señal que te dice "eh, es por aquí", y así sigues, poco a poco, sin prisa y disfrutando y lamentado todos y cada uno de los momentos que vivimos y que nos hacen ser lo que somos.
Porque otro de los tópicos de la vida es que cada uno somos quien queremos ser... ¿De verdad me lo dices?
No creo en absoluto que cada uno seamos aquella persona que queremos o nos gustaría ser, somos lo que somos, a partir de nosotros mismos, pero también de los demás. Ni la persona más autónoma del mundo podría decir que ella misma es quien se ha forjado, porque somos un compendio de hechos, palabras, acciones y reacciones del mundo que nos rodea. Pero, eso sí, dentro de todo lo que nos hace ser como somos, al fondo está nuestra esencia, y eso es algo que no cambia, ni cambiará, es algo que debemos aceptar y hacer que los demás acepten, y si no, puerta.
Dicho esto, soy una persona realmente satisfecha con mi esencia, y aquellos que realmente me conocen, no muchos, gracias a dios, saben que nunca la he cambiado y no pienso hacerlo, y que por mucho que pasen los años y perdamos o sigamos en contacto, seré yo.
Laura.
La que escribe estas cosas en momentos inesperados y sin motivo :)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Que algo tan sencillo lo vuelva todo tan complicado


Qué rápido parecen pasar los días cuando pasas las hojas del calendario. ¿No es cierto? Puedes avanzar y retroceder en los días, en las semanas, a tu antojo, hacia delante, hacia atrás, juega con él, tú controlas el tiempo.
No obstante el tiempo es algo que nadie puede controlar, algo que a veces pasa tan lento, aparentemente, y otras no obstante pasa volando. Es curioso ver, cuando estamos viviendo ese momento tan curioso llamado presente, cómo pasa el tiempo, el día a día, y cuán lejos vemos aquel día que queremos que llegue, el fin de curso, tu cumpleaños, una fecha especial... Sin embargo, cuando llega ese día, ese lapso de tan sólo 24 horas, pasa como si nada, y es cuando piensas, semanas, meses, para que llegue este día, y ahora, ¿qué?. Ya ha pasado ese día tan anhelado y miras atrás, y sólo ves un puñado de días indefinibles, todos iguales, de los que serías capaz de resaltar uno o dos sucesos importantes, porque el resto te parecería monotonía.
Hoy, es el día después de mi cumpleaños. Son las 2 y 10 de la madrugada y no puedo dormir, me levanté hacia el escritorio y cogí mi agenda del curso pasado, la ojeé y pensé "Cómo pasa el tiempo" y recordé cada día de instituto en el que pensaba, ojalá acabe ya el curso.
El curso acabó, llegó el verano, y hoy, 7 de septiembre, me quedan 4 días para cambiarme de ciudad y echar tanto de menos a aquellas compañeras de clase que, el año pasado, al querer que acabara el curso, dejaría de ver. Es por eso que me he planteado, a partir de ahora, vivir cada segundo como si fuera el último, exprimir cada momento de mi vida, y disfrutarlo al máximo, sea bueno o malo, porque cada experiencia que viva, será un conocimiento nuevo para mí, y sé que me hará ser mejor persona.
Es por eso que apreciaré cada décima que pase, para convertirla en tiempo encontrado y no en tiempo perdido.

lunes, 4 de abril de 2011




Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.

Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».

Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

lunes, 21 de marzo de 2011

Night...



Noches.

Noches tristes. Noches frías. Noches dolorosas. Noches que empiezan con cine y terminan con lágrimas. Noches odiosas de febrero. Noches odiosas de marzo. Noches llenas de mentiras. Noches de engaños. Noches en las que afloran los sentimientos más profundos. Noches de soledad. Noches sin respuesta. Noches que no quieren ver más el día. Noches que encierran la verdad tras la oscuridad. Noches lluviosas. Noches que desean perdurar eternamente. Noches que definen pensamientos. Noches que revelan secretos. Noches infinitas en el tiempo, pero no en el espacio. Noches entre sabanas que guardan palabras. Noches que preceden a otras noches. Noches que prohíben soñar.


Noches que parecen no acabar nunca.

domingo, 16 de enero de 2011

¿Me elevas a lo más alto para después dejarme caer?


Ese fenómeno tan maravilloso que trae cola, que hace que los libros se agoten,
que se vendan miles de entradas, que haga a todos soñar con vivir esa historia.
Hace unos días vi la película, hace mucho, pensé comprarme el libro, pero no tenía tiempo y no lo he hecho, aun así, pienso hacerlo próximamente.
Después de todo, pienso,¿ realmente es tan bueno estar a 3 metros sobre el cielo?
Sí, estar allí debe ser genial, pero, hace ya mucho tiempo, un gran científico dijo, "Todo lo que sube, baja"
Entonces, qué grande debe ser la caída desde 3 metros sobre el cielo ¿no?
Una vez me dijeron que al ir a un sitio no sólo debes centrarte en llegar, sino en disfrutar del camino, entonces, ¿no pienso qué haré cuando llegué allí?
Está muy bien disfrutar el presente y no querer pensar en el futuro, pero...
¿merece la pena realmente estar a 3 metros sobre el cielo? Nada es eterno, y nuestra estancia allí tampoco lo será, igual que al final no acaba siéndolo para los protagonistas en los libros de Moccia.
Por tanto, ¿me arriesgo a tomar esa subida y situarme a 3 metros sobre el cielo? o, ¿ me dejo guiar por la lógica pensando en la consiguiente caída y no me arriesgo?
Tener miedo no es tan malo a veces, aunque siempre hay que saber vencerlo.
¿Tú te arriesgarías aunque tan solo puede haber un máximo de un 50%, correspondiente a tu parte, que te diga que va a salir bien?
Supongo que lo mejor será arriesgarse pero sin subir tan alto.

¿A 3 metros sobre el cielo?
No, gracias. Prefiero estar con los pies en la tierra.

miércoles, 12 de enero de 2011

Fight.





-

¿Quieres conseguirlo?, adelante. Lucha por lo que deseas, por aquello que quieres y por alguna estúpida razón no perseguiste. Cierra los ojos, piensa en ello, ¿quieres hacerlo realidad? Adelante. Tienes que desearlo, desearlo con todas tus fuerzas, añorarlo más que a nada y empeñarte en ello. Sigue adelante, no te detengas, el camino merecerá la pena, seguro. Adelante porque el fin justifica los medios. La oportunidad de cumplir tus sueños ¿o es que no lo ves? ¿Quieres ser feliz? Adelante. Sonríe porque si lo consigues por una vez en esta estúpida vida estás arriba, si es al revés, ¿qué más da? no es la primera ni será la última vez que estés abajo. Sonríe sin miedo a llorar después. Adelante, no te detengas, ve, ve hasta el final. Adelante.


domingo, 9 de enero de 2011

¿No te ha pasado alguna vez que, cuanto más quieres olvidar a una persona, más te acuerdas de ella?


Sí, y ¿sabes por qué pasa eso? Porque realmente no quieres olvidarla, porque cuando tú estás intentando olvidarla, en contra de tu voluntad, es cuando más la traes a tu mente.
Cuanto más intentes olvidar a alguien, más lo vas a tener en tu cabeza, eso es así.
La mente humana es un mecanismo tan perfecto, que no te permite olvidar nada, ni a nadie. Tú dirás "oh, eso no es cierto, a mi muchas veces se me ha olvidado algo".
Sí, claro que se te ha olvidado, pero no ha desaparecido completamente de tu cabeza, sino que se ha ocultado tras otros pensamientos que estaban más recientes y no has sido capaz de recordarlo, pero, aunque no lo creas, lo que buscabas, estaba ahí, junto a todo lo demás que habita en tu cabeza. Y eso es algo que no puedes evitar.
Cualquier persona es incapaz de controlar de qué se olvida o qué quiere recordar para siempre. Ni si quiera ese examen al que tanto tiempo le dedicaste en 5º de primaria porque no se te daba bien conocimiento del medio y tenías que estar tardes y tardes, además de pedirle a tu madre si por favor te podía pedir la lección para ver si te lo sabías. ¿Recuerdas algo de lo que había en ese libro, o simplemente el momento en el que estudiabas?
No podemos elegir que recordar. Normalmente, solemos recordar aquello que más nos marca en nuestra vida, yo por ejemplo, uno de los pocos recuerdos que tengo cuando era pequeña era el de un hombre en un bar al cual entré con mis padres y ganó un millón de pesetas en pequeñas monedas de 100 y 500 que caían y caían sin parar, y la cara de aquel señor, que no cabía en sí, y aún no se lo creía mientras intentaba recogerlas al ritmo que seguían cayendo.
Es un recuerdo como otro cualquiera, pero es algo que nunca antes había visto, y que de hecho, no he vuelto a ver, y algo que nunca olvidaré, pase lo que pase, aunque a mi no me afectara en absoluto.
Es cierto que ahora somos más conscientes de aquello que recordamos, y que muchas veces intentamos luchar por olvidar algo o alguien, porque nos perjudica tenerlos tan presentes. Pero, eso es luchar en vano, porque si de algo me he dado cuenta en estos últimos años, es que es imposible olvidar a alguien simplemente por el hecho de querer olvidarlo. Y, es posible que un día te levantes y sonrías diciendo "Qué feliz soy, por fin me he levantado y no he pensado en él" Pero simplemente será resignación, será que llevas meses sin hablar con esa persona o que simplemente tienes a otra en tu cabeza que entró después, pero realmente esa persona nunca desaparecerá, y siempre la tendrás ahí, quieras o no. Y quizá un día esa persona vuelva a tu vida y te des cuenta de que te habías equivocado y efectivamente no había desaparecido y sigue en tu mente tan activa como el primer día que entro en ella. Y entonces, sentirás impotencia porque pensabas que habías conseguido algo que es imposible de conseguir: hacer desaparecer a una persona de tu vida. Pero no deberías sentirte impotente, eso es algo que, ni tú, ni yo, ni ninguna persona en la faz de la tierra, podría hacer.
Así que lo único que queda es, aceptar que no podrás olvidarlo, y cambiar tu concepción sobre ello, mentalizarte de aceptarlo y de verlo de una manera diferente, ¿Por qué olvidarlo cuando puedes tenerlo en tu vida y ser feliz con ello? Asique no intentes imposibles, lucha por conseguir lo posible y se feliz.